59x45
Óleo-tabla
El árbol más inmóvil, solitario,
el más grave, ceñudo, mustio y serio
tiene aún en sus ramas el misterio
del amor escondido y milenario.
Luce enclenque, sediento, sedentario
tras el muro senil del cementerio
y sin rejas asume el cautiverio
que su espacio le brinda, necesario.
Hace tiempo que vive despojado
de sus hojas, sus frutos y sus flores,
de su siempre pasivo itinerario.
En un sueño perpetuo vive anclado
evocando los viejos esplendores
donde aún canta a veces el canario.
-Heriberto Bravo Bravo-
y sin rejas asume el cautiverio
que su espacio le brinda, necesario.
Hace tiempo que vive despojado
de sus hojas, sus frutos y sus flores,
de su siempre pasivo itinerario.
En un sueño perpetuo vive anclado
evocando los viejos esplendores
donde aún canta a veces el canario.
-Heriberto Bravo Bravo-
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