domingo, 18 de marzo de 2007

2005. Reflejos. (Oleo-tela)


61x46
Óleo-lienzo

Otra de nuestras aventuras preferidas era la de explorar las orillas del Río de la Toma, que no era más que un humilde arroyo que venía a desembocar en el Guadalevín unos cientos de metros antes de que éste atravesara la garganta rocosa del Tajo de Ronda. En aquellos días sus tranquilas márgenes estaban tapizadas de mil distintos tonos de verde  y, en cada recodo, el agua y la umbría tierra bullían de vida.

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